lunes, 3 de octubre de 2011

Entre manos: "En el país de la nube blanca"

Aunque solamente llevo unas 100 páginas, sí os puedo decir que "En el país de la nube blanca" está captando mi atención. En un principio imaginé que se trataba de una novela romántica con un poco más de calidad, pero de momento puedo decir que el libro es "apañao". ¿Qué quiero decir con "apañao"? Pues que, sin ser ninguna maravilla desde el punto de vista argumental ni narrativo, sí consigue engancharme y evitar que cierre la tapa asqueada de "más de lo mismo". Me apetecía un libro sencillo sin pretensiones ni historias enrevesadas y quizá por eso lo he cogido con tantas ganas.
Os dejo la sinopsis y os lo recomiendo encarecidamente si os apetece desconectar y pasar un rato ameno. BEsos!

Sinopsis

Inglaterra, 1952. Helen Davenport es una institutriz de veintisiete años que no se siente del todo satisfecha con su vida: de carácter tradicional, sueña con casarse y formar una familia, aunque ve que el tiempo pasa y en su tierra las oportunidades escasean para una chica como ella. Un buen día, lee un anuncio en el que se solicitan mujeres solteras y bien educadas para contraer matrimonio con hombres respetables de Nueva Zelanda. Helen se lanza, y consigue contactar con un granjero llamado Howard O’Keefe, un caballero que escribe cartas cargadas de sentimientos y hace gala de haber recibido la mejor educación. Resultado: ella se enamora de inmediato y, en cuanto tiene la oportunidad, embarca rumbo a ese país desconocido.
or otro lado tenemos Gwyneira Silkham, una joven de diecisiete años hija de uno de los magnates de la lana de Gales. Esta pelirroja rebelde es una apasionada de los caballos y la ganadería en general, por lo que siente una enorme frustración cuando piensa que su hermano heredará el negocio y a ella le tocará juntarse con un hombre aburrido y cuidar las rosas del jardín, igual que su hermana y su madre. Por esta razón, cuando su padre pierde una apuesta ante un barón de la lana recién llegado de Nueva Zelanda, Gwyn no ve con malos ojos la idea de dejar su tierra para casarse con el hijo de este hombre. Allí vivirá en un ambiente más acorde con su personalidad y, según se dice, Lucas Warden es un chico muy educado y guapo.

Helen y Gwyneira no tienen mucho que ver, pero sus vidas se cruzan en el barco que las lleva a su nuevo destino y se convierten en grandes amigas. Al fin y al cabo, sí que hay algo en común entre ellas: ninguna de las dos conoce a su futuro esposo y no saben qué les espera en su andadura en otro continente. En la travesía, además, las acompañan unas niñas huérfanas que están a cargo de Helen y serán entregadas a diversas familias neozelandesas para trabajar como criadas.

Podría contar mucho más porque la historia es larga y se narran numerosas aventuras; no obstante, prefiero detenerme aquí para no chafaros la sorpresa de cómo son sus maridos.

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